viernes, octubre 28, 2022

La balada de Mirtila


Por no lavarse las manos

como bien se le advirtió,

Mirtila comió algo sucio

y de la panza enfermó.

 

Sentía retortijones

y una gran inflamación.

Le dieron té de canela,

toda clase de infusión.

 

Su madre estaba angustiada,

igual su padre y su abuela.

La llevaron a consulta

y pudo faltar a la escuela.

 

“Tienes una solitaria”,

fue lo que dijo el doctor.

“¿Eso es una enfermedad?”,

preguntó ella con horror.

 

“No, no es una enfermedad,

es nada más un bichito

que ha hecho su casa ahí.

Lo traes en tu estomaguito.

 

Mas no te asustes, pequeña.

Llevará tiempo echarlo,

pero esta gran medicina

bastará para sacarlo”.

 

Con esta extraña noticia

volvió Mirtila a su casa.

Mil cosas iba pensando

de la criatura en su panza.

 

Una tira color fresa,

Mirtila la imaginaba.

Con sus manos y sus dedos,

planita, blandita y larga.

 

La solitaria dormía

en su planeta hecho de carne.

Mas a veces despertaba

o la despertaba el hambre.

 

Lo que Mirtila comía,

todo llegaba a esa boca:

pasteles y golosinas,

carne, verduras y sopa.

 

A veces, si estaba llena,

con sus minúsculos ojos

se ponía a ver su casa,

su mundo de tonos rojos.

 

No sabía que era un bicho,

menos un padecimiento.

Creía ser un bebé

esperando el nacimiento.

 

Pobre, ilusa solitaria:

pensaba que tendría cuna,

biberones y juguetes,

y que en las noches de luna

 

la arrullarían con canciones.

Que crecería grandota,

la llevarían a excursiones

y vestiría a la moda.

 

Y Mirtila, fantasiosa,

empezó a tener la idea

de que estaba embarazada

y no de una criatura fea,

 

sino de una bebecita

que gestaba en su barriga.

A su tiempo nacería:

hija, juguete y amiga.

 

Y aquí viene lo más triste

de esta historia verdadera:

gracias a las medicinas

y a su madre y a su abuela,

muerta nació la bebé.

Mirtila no pudo verla.

El médico la guardó

en beneficio de la ciencia.

 

Mirtila volvió a estar bien,

mas siempre recordaría

con una extraña nostalgia

la huésped que tuvo un día.