miércoles, enero 14, 2009

El músculo de la escritura

Así como existe un músculo para dar patadas y uno para jalar poleas, así hay un músculo de la escritura. Funciona con la misma lógica de los otros: cuanto más se ejercita, más fuerza y resistencia es capaz de desarrollar. Y en consecuencia, si nunca o casi nunca se utiliza, se atrofia. En circunstancias tales, lo que uno puede producir es poco, deficiente y cuesta mucho trabajo. Todo el mundo ha experimentado lo difícil que es componer el primer párrafo de un escrito. Es la famosa angustia de la página en blanco de la que hablan muchas personas, incluyendo escritores profesionales. Y también hemos experimentado, aunque quizás sin pensar en ello, que, una vez que el músculo de la escritura se calienta, el trabajo resulta más fácil. Llega un momento en que ya no cuesta esfuerzo: se empieza a escribir como por dictado. Se alcanza ese estado de armonía con el quehacer creativo que algunos llaman “inspiración”.

Hay que escribir, entonces, con tanta asiduidad como sea posible, tratando de cultivar sistemáticamente el músculo de la escritura. Esto significa que, al mismo tiempo que crece, debe ir disciplinándose, aumentando la calidad del entrenamiento. Quienes lo hacen profesionalmente han pasado por este proceso y pueden dar cuenta de sus distintas fases y de cómo, al paso del tiempo y gracias al entrenamiento, la técnica se vuelve instintiva, al grado de que uno deja de pensar en ella. Pregúntese a un futbolista cómo da tal patada, o a un boxeador cómo logra determinado golpe. Dirá que no sabe. Es algo que “sale” cuando es necesario. De la misma manera, hay poetas que escriben endecasílabos sin contar las sílabas con los dedos. Les “salen” así. Y es entonces cuando empieza a hablarse de virtuosismo, de duende.

El espectador que presencia una función de ballet tiene la ilusión de que el cuerpo de la bailarina está sujeto a leyes físicas diferentes de las que nos rigen al resto de los mortales. Y esto es porque lo que hace da la impresión de no costarle ningún esfuerzo. Lo mismo sucede con toda gran obra de la literatura, sea poesía, novela, relato, ensayo. Las palabras en ella parecen tan ingrávidas como el cuerpo de la danzante; se elevan en el aire sin esfuerzo, sin sufrimiento, sin técnica. Es que la técnica ya no se ve: se ha vuelto naturaleza. Pero cuánto debió trabajar el autor, como cuánto debió trabajar la bailarina para llegar a eso. Qué formidable músculo de la escritura se necesita desarrollar para llegar a parecer “natural”.

30 comentarios:

Ophir Alviárez dijo...

Me haces recordar a Lorca y su duende. Cuánta razón en eso del músculo y el entrenamiento que nos da letras. Toca la disciplina como herramienta y sin duda, la disposición para enfrentar y dominar esa página en blanco.

Te leo, disfruto.

Ophir

Agustin Cadena dijo...

Gracias, Ophir, por la visita y el comentario. Eres bienvenida siempre.

Ophir Alviárez dijo...

El gusto es mío...

Ophir

ilana dijo...

cuánta verdad, mi amigo... no te he saludado en un tiempo, espero que este año haya comenzado bien y que siga para mejor...

yo, por acá, debo estar estirando este músculo... pero es que son diferentes los que se usan para escribir una tesis que una novela... uffff.

besos

Anónimo dijo...

Gracias. Gracias por recordarme que tengo que escribir todos los días de mi vida...

Lucía Elisa dijo...

Estimado Agustín, en cuanto lei lo que publicaste sentí que debía leerlo. Yo tengo ese músculo, quiero usarlo, pero tengo miedo... la hoja en blanco, la coherencia y cohesión de las cosas, el miedo de hacer el rídiculo conmigo misma al escribir algo. Tantas ideas que tengo y ninguna plasmada... bueno solo algunas.
cuando quieras sabes que te espero por mi blog.
elisa

Osvaldo dijo...

Sí y sí. Creo que también el músculo tiene distintos ritmos según sea el texto en que se emplee, conforme al género, etc. Y de la fortaleza o la ingravidez o la flexibilidad del músculo depende también la "personalidad" del texto. La cara que pone el papel después de la acometida.

Sigamos entrenando.

Saludos desde El Salvador.

Osvaldo

Agustin Cadena dijo...

Ilana: Yo también extraño la comunicación contigo. Esperamos que este año sí podamos vernos. Un abrazo y buena suerte con tu tesis.

Agustin Cadena dijo...

María José: Gracias a ti por seguir en contacto. Un abrazo.

Agustin Cadena dijo...

Osvaldo: Tienes razón. El tema habría dado para más desarrollo. Habría que ver todo lo que dices y otras cosas. Saludos también para ti.

Agustin Cadena dijo...

Elisa: Tal vez, para vencer ese miedo, hay que recordar que la escritura (y la vida) es un juego. No es necesario tomarse las cosas tan en serio.

Agustin Cadena dijo...

Elisa: he querido visitar tu blog pero perdí el enlace y no es posible acceder a través de tu perfil porque está bloqueado. ¿Qué hago?

inespoe@gmail.com dijo...

Lá página en blanco es un abismo: no es fácil lanzarse, no es fácil conseguir la ilusoria seguridad de tener el paracaídas. Siempre hay un abismo que se confirma cuando nos ponemos en el filo de la montaña.

la única muerte que existe ante el vacío es la de encontrarte contigo mismo/a escribiendo.

Enrique Olmos de Ita dijo...

Maestro: Qué gusto volver a leer tu blog. Qué chido que lo actualices.
Te dejo un abrazo desde Cantabria.

Seguimos.

Agustin Cadena dijo...

Querida Tarántula: Sólo se me ocurre desearte que tus palabras signa teniendo poder y tu mente sea fecunda.

Agustin Cadena dijo...

Otro abrazo para ti, Enrique.

Rosana Don dijo...

Dejé de escribir durante muchos años y ahora, por insistencia de amigos, creé un blog para mis cuentos, pero sólo he publicado cuentos viejos. Como que no me acaba de salir nada nuevo. Estaba muy triste, pero tu artículo me levantó el ánimo, pues tal vez es sólo cuestión de poner a trabajar el músculo. Y tener paciencia. Gracias.

Agustin Cadena dijo...

Rosana: Me da gusto saber que mis palabras pudieron darte algo. Saludos.

Lucía Elisa dijo...

hola agustín, que raro que no te deja acceder, te dejo la direccion aca,copiala y pegala wwwe356lisa.blogspot.com
espero puedas acceder, con la dirección del blog te será más fácil
un abrazo
elisa

Makiavelo dijo...

Agustín coincido plemente contigo en la sentencia.
En ocasiones, la hoja en blanco se me antoja como una invitación al suicidio y sucumbo en él.

Saludos.

Agustin Cadena dijo...

Pero tú eres muy fecundo, Makiavelo. Supongo que esas invitaciones al suicidio no son frecuentes.

Agustin Cadena dijo...

Ya está, Elisa. Gracias.

Lucía Elisa dijo...

agustin, gracias por ser seguidor de mi blog, espero comentarios tuyos.
un abrazo para ti
elisa

Makiavelo dijo...

Me desespero porque ando falto de tiempo.
Pero Agustín, ahora parece que te han dado cuerda con estas extensiones con las que nos deleitas.

Saludos.

Anónimo dijo...

Es cierto, los momentos de menor «inspiración» suelen coincidir con períodos en los que se ha escrito menos sistemáticamente. Y la dirección es ésa, no la contraria.

Agustin Cadena dijo...

Así es, Stephen.

Pupila dijo...

Llegué aquí un poco por azar y otro tanto, causal-mente, por estar leyendo un artículo relacionado con este tema. Para mí es bueno reafirmar esto en este nuevo año, donde sentía mi musculatura un tanto atrofiada, por eso me propuse y acabo de montar algo en el blog. Supongo que la respiración, la paciencia y la disciplina son aliados del ejercicio muscular, todo sea por ese salvaje germen de expresión.

Por cierto, disfruté mucho el post "Para comerte mejor".

Saludos Agustín.

P.

Agustin Cadena dijo...

Pupila: Curiosamente, yo también estaba pensando en estos días en la importancia de la respiración para poder escribir con comodidad y rendimiento. Celebro que alguien más comparta esta inquietud.

Anónimo dijo...

Me da esperanzas justo ahora que ando con el síndrome de la página en blanco...

Agustin Cadena dijo...

Gracias, anónimo.