jueves, agosto 27, 2009

La Gorda

Hoy pasó una voz por la ventana.
Creí que era la Gorda.

La Gorda era inmensa;
de sus pechos brotaban pichones
por toda la casa.
Hacia ellos corría el verano
como un niño de pudor oscuro.
Se oía en su vientre la música de las esferas.

Ella bastaba para poblar el mundo,
para contenerlo.

Dormía llenando la cama
y su sueño era un hervor de carne satisfecha.
Cuando era amante
su cuerpo cantaba como un globo de lluvia.

La Gorda iba por la calle
como una bestia de miel
en un jardín de juguete.

Cuánto he estirado mi tristeza
para que su ausencia tenga sitio.