jueves, mayo 14, 2009

Ivonne Thein y la enfermedad como belleza

Viendo la serie de fotos de Ivonne Thein, 32 kilos, pienso en el romanticismo, en los modernistas románticos y en particular en Edgar Allan Poe.

En estas 14 fotografías se muestran mujeres exageradamente flacas (cuyo peso podría ser en efecto de 32 kilos), casi todas en posiciones que evocan enfermedad, dolor, desamparo, tristeza. Algunas tienen incluso vendajes médicos. No se les ve la cara, pero ése es el propósito: que el cuerpo lo exprese todo.

Ver estas fotos es una experiencia perturbadora, como puede serlo ver cualquier característica humana llevada al extremo. Pero el arte de Ivonne Thein no es el del reportero gráfico. Las fotos han sido manipuladas digitalmente porque lo importante no es mostrar fenómenos de circo sino elaborar un comentario visual sobre un hecho de la historia de la sensibilidad.

Hay quienes dicen que la historia evoluciona en círculos, y es posible que así sea. En todo caso, esta serie de fotografías me hacen pensar que una parte de nosotros está volviendo a ser romántica en el sentido más mórbido del concepto. Me explico:

Desde el siglo XVIII, dice Mario Praz, cierto tipo de libertinos encuentra insípida la belleza si no está impregnada d'un air de corruption. El descubrimiento de la fealdad —explica— “como fuente de deleite y de belleza terminó por actuar sobre el mismo concepto de belleza: lo horrendo pasó a ser, en lugar de una categoría de lo bello, uno de los elementos propios de la belleza.” Para los románticos, ciertamente, la hermosura de una mujer parece aumentar justo gracias a aquellas cosas que deberían contradecirla: lo horrendo. Surge así el culto gótico y decadentista de las bellezas pálidas, tísicas o cadavéricas: la belleza más alta es la de la juventud tocada en flor por la garra de la muerte. Así lo dice Edgar Poe en La filosofía de la composición. Gracias a la muerte o, en un primer efecto, a la enfermedad, la gloria del alma femenina, realmente espiritualizada, se hace manifiesta en la carne.

El hombre romántico, en general, anhelaba la paz de la tumba. Espiritualizó así el sádico y exquisito placer estético del sufrimiento humano. Se trataba, posiblemente, de afirmar la autonomía absoluta del yo por medio de una conciliación entre la voluntad y lo inevitable. El romántico estaba obsesionado con la evidencia de su mortalidad; se sentía o se sabía herido de muerte desde su cuna. Fascinado por el Demonio y por el Infierno, ya no esperaba el Cielo cristiano sino otra clase de recompensa: la gloria de hallar el fin del héroe cósmico, del transgresor, del despreciador de la vida. Esta aristocracia espiritual se manifestaba exteriormente como una forma refinada de estoicismo: el spleen, mal du siécle o Weltschmerz. Envolvió entonces, en el manto vaporoso de su poesía, la tuberculosis, la enfermedad en general junto con algunos de sus signos externos: la palidez, la fiebre, la delgadez extrema. La verdadera belleza estaba en la beauté malade que Baudeleaire tomó, para consagrarla, precisamente, de Edgar Poe. Su ideal estético es reductible a una imagen: la joven que en la primavera de su vida lleva marcadas las uñas de la muerte.

¿Es descabellado que las obras de esta fotógrafa alemana me hayan llevado a estas reflexiones?

Y sin embargo no es un caso único. La sensibilidad emo, con sus referencias al suicidio y su culto a la anemia forma parte del mismo fenómeno, me parece. Y la nueva moda Crepúsculo, con sus héroes de carne fría, ojeras, piel cadavérica y aspecto de seropositivos, ¿no lo son también? La idea de crear estas 14 fotografías le vino a Ivonne Thein luego de leer un artículo sobre el movimiento pro-ana (pro-anorexia). Las personas que promueven éste sostiene que la anorexia es un estilo de vida que uno elige, como ser vegetariano, gay o budista. Si esto es así, yo diría que la enfermedad es también un estilo de vida. Y entonces habría que revisar el conjunto de enunciados que la presentan como algo indeseable y que condenan al que voluntariamente opta por enfermarse o por parecer enfermo. Después de todo no sería tan novedoso como parece: en la época romántica estaba de moda la tuberculosis. El look tísico representaba un estilo de vida que podía ser deseable.

Creador de una estética psicologista que sobrevive hasta nuestros días, cobrando, al parecer, nuevo impulso, Edgar Allan Poe enunció una doctrina según la cual la belleza no es una cualidad sino un efecto, un estado del ánimo producido por un rapto de la imaginación.

Es de esta manera como sugiero que habría que ver las fotos de Ivonne Thein, los iconos identitarios de los emo kids y a las bellas y bellos de la saga Crepúsculo.


28 comentarios:

Cloud dijo...

Como Rosa la bella, de Isabel Allende, La casa de los espíritus, que después de muerta su belleza fue mayor, emanando aroma a rosas...
El romanticismo se perdió cuando el amor se volvio parejas ideales... prefiero creer que en el conflicto de la vida y lo cotidiano renace lo romántico de amar a alguien a quien su bellza es nutrida por una mirada de amor y realidad...

ilana dijo...

creo que prefiero la vida a cielo abierto a la muerte de tumba encerrada... dan tristeza, horror, miedo estas imágenes... sin embargo, hay una extraña fascinación... te mando un abrazote Agustín querido... se te extraña!
i

Agustin Cadena dijo...

Cloud: Gracias por recordarme lo de Rosa la bella. Hay una historia semejante en el floclor de Yucatán: la de la Xtabay.

Agustin Cadena dijo...

Tristeza, horror, miedo... muchas personas que han visto estas fotos coinciden contigo, Ilana. En los tres adjetivos. Lo de la extraña fascinación, eres la primera persona que me lo dice. Ya somos dos. Yo también te extraño. Ven a visitarme.

Alberto Chimal dijo...

Querido Agustín, qué impresión y (a su modo) qué belleza de fotos. Y el texto, desde luego, es excelente. Un abrazo desde acá.

Agustin Cadena dijo...

Gracias, querido Alberto. Otro abrazo para ti.

Rafael Merino Isunza dijo...

Tu postulado emparentado las fotografías con lo romántico me parece impecable y lo comparto casi en su totalidad. Lo único que me brinca es: ¿qué tanto pudiera ser una obra artística las fotografías de Ivonne Thein? ¿No será acaso otro oportunismo “artístico” coyuntural como el de Demian Hirst?

A mi parecer ni Hirst, ni Thein, ni el manifiesto Pro-Ana, van a resistir el paso del tiempo y tampoco la crítica seria desapasionada. Serán, a lo sumo, un mal logrado neomanierismo.

Makiavelo dijo...

Contemplando las fotos pensaba -qué es realmente lo que me producen,
y no es otra cosa que simplemente asco.

Tienes razón Agustín hay una estética y un culto a esas sensaciones que en principio deberían ser de rechazo. El ser humano con el paso del tiempo ha llegado a adaptarse a todo para sobrevivir.

Esa decadencia también puede estar motivada por la monotonía, y en lo escabroso muchos encuentran el deleite. Hay para todos los gustos.

Muy sabroso el post.

Saludos.

Cloud dijo...

Un gusto....
También tenemos a Joaquín Sabina con: "Más guapa que cualquiera"... un poco mas fuerte elconcepto...
Si, la Xtabay, tenemos en Mérida una estructura representandola...
Por cierto esperaba con ansias tus letras...

Carlos Paredes Leví dijo...

Apenas leí las primeras frases del textos, sentí el impulso de ver las fotos antes de continuar con la lectura. En esos instantes, lo que me vino a la mente son las formas enfermizas del sexo y la proliferación de páginas porno que van desde las obesas hasta las anoréxicas, pasando por mutiladas,etc. (no es que yo las frecuente pero sé de su existencia).

La naturaleza humana nunca dejara de sorprendernos.

Un saludo.

Paula Ruggeri dijo...

El pensamiento inteligente siempre es sorprendente, hermoso e inquietante. Me encanta tu blog, que estoy descubriendo. saludos de Buenos Aires.Paula

C.S. Pego dijo...

Articulo fascinante, gracias Agustin!

Agustin Cadena dijo...

Rafael: Siempre es difícil calcular el futuro de las expresiones artísticas, pero estas fotos me gustan independientemente de su contexto. Apuesto por su valor artístico en sí.

Agustin Cadena dijo...

Makiavelo: Esta decadencia es parecida a la de Roma en los últimos siglos del Imperio de Occidente. Es resultado de la acumulación material. Cuando ya no es necesario luchar por la supervivencia, los pueblos empiezan a crear monstruos.

Agustin Cadena dijo...

Paula: Gracias por el mensaje. Saludos hasta Buenos Aires a la más guapa de las escritoras malditas.

Agustin Cadena dijo...

Pego: Yo pienso exactamente lo mismo de tu obra. Soy uno de los miles de admiradores de Terrora y Tabú.

Agustin Cadena dijo...

Carlos: Yo sí he visitado esas páginas. Y le faltó a usted mencionar las fotos porno de ancianas, de enfermas y de cadáveres. Ciertamente, la naturaleza humana es inquietante.

Diana dijo...

Creo que "inquietante" es la palabra correcta. Fuera de todo juicio moraloso-feminista las imagenes son bellas, inquietantemente bellas.

Isabel chiara dijo...

Coincido contigo en la extraña fascinación que provoca lo monstruoso, y en la belleza de la decadencia. Para mi gusto, el maestro es el fotógrafo Joel-Peter Witkin. Sus imágenes tienen una teatralidad que olvidas el horror del personaje en cuestión y rápidamente lo insertas en un escenario donde él es imprescindible.

Fíjate qué curioso que incluso los jóvenes de hoy alucinan con personajes lánguidos y desvaidos como los románticos de crepúsculo.

Parece que ciertos gustos o fascinaciones son intemporales.

Muy interesante.

Saludos

Agustin Cadena dijo...

Así me lo parecieron a mí también, Diana. Saludos.

Carlos Paredes Leví dijo...

Alguien me comentó, hace como tres años, que ahora se lleva el porno friki. Algo de razón debía de tener....

un saludo.

Agustin Cadena dijo...

Isabel: De acuerdo en que Witkin es un maestro. Yo quería escribir sobre Ivonne Thein porque curiosamente sus imágenes no me dan horror. Cuando veo esas niñas famélicas me dan deseos de abrazarlas y llevarlas a un restaurante a que cenen bien. Las faministas dirán que es una respuesta machista. No me importa. Me gusta lo que me hacen sentir esas fotos.

ana dijo...

Cuando yo era más jóven y nada flaca ,el ìcono de la moda era una chica que NO ERA NI MAS NI MENOS QUE ESO .Se llamaba Twighy o algo parecido.
Se usaban las mujeres tablas.Mi madre me contaba que en su época jóven también estaba ese corsi que derivaba en el re corsi de la nuestra.
Ahora que se usan las delanteras ampulosas ,me rio pués tanto mi madre como yo -en èpocas de damas tablas-nos sentìamos avergonzadas de las formas.

Agustin Cadena dijo...

Ana: Twiggy se veía sanita, dentro de su estilo. Esto es otra cosa, más extrema. Me recuerda el comentario de Jennifer López cuando vio una foto de los niños de Biafra y preguntó cómo le hacían para mantenerse tan delgados.

Anónimo dijo...

Excelente artículo. Libre de prejuicios de otra época. Claro, hay mucho que discutir, pero las formas y los gustos son infinitos y también válidos.
Muy buen artículo, de esos que no abundan mucho en la crítica bloggera.

Agustin Cadena dijo...

Gracias, Anónimo.

Katsya dijo...

Bello e impresionante post señor Cadena

Agustin Cadena dijo...

Katsya: Me da mucho gusto estar en contacto con usted, que ha sido una generosa interlocutora de mis ficciones. Gracias por su mensaje.