martes, enero 27, 2015

Valle del Mar



La gente de la aldea nunca baja allá. Tienen miedo. Según la leyenda, hubo una época en que el mar llegaba hasta el valle y todo eso que ahora es un desierto estuvo lleno de agua. Esa arena que corre como huérfana cuando viene el viento era espuma blanca. La tierra se acuerda. Y, si no, se lo recuerdan los ecos. Porque acercarse al valle es como pegarse una caracola al oído; ahí está todo: el eterno oleaje y las furiosas tempestades, el chillido de las gaviotas, el rechinar de las jarcias, el fantástico llamado de las ballenas y el retumbo de los tritones cuando cabalgan a la batalla sobre las cresta de las olas.
          Por eso, cuando uno se pierde en el desierto y se encuentra en el Valle del Mar, le da miedo. Es un miedo como de morir ahogado. Como de escuchar de repente un canto que lo vuelva loco.

2 comentarios:

Camelia Rosio dijo...

SIEMPRE UN PLACER LEERTE...BSSS
ROSÍO

Agustin Cadena dijo...

Gracias, Rosio.