Decía Plinio El
Viejo que cada vez que muere un hombre, un rostro se pierde para siempre.
Roberto G. Garza es un fotógrafo que
parece estar muy de acuerdo y como que quiere darse prisa en registrar los rostros
antes de que se pierdan. Pero no cualquier rostro, por supuesto. La fotografía
de Roberto G. Garza es social, lo cual quiere decir que es documental: muestra
al espectador cómo vive la gente en distintas poblaciones del centro de México.
Tampoco es cualquier gente la que le interesa. Sus personajes son las personas
de a pie, aquellos que sin saberlo llevan la tarea de conservar lo que el poeta
Juan Bañuelos llamaba “nuestro rostro de maíz”. El artista los capta en los
momentos que mejor ilustran esto: el trabajo, el ocio, la fiesta.
Ciertamente, uno de los grandes temas
de Roberto G. Garza es el trabajo. La mayoría de sus modelos son personas en el
acto de trabajar o que muestran en su rostro las huellas de una vida de
trabajo. Por eso ha de ser que casi todas las fotos han sido tomadas en la
calle o en talleres y mercados. Se trata de los oficios tradicionales de México
—artesanos, vendedores de algo, reparadores de algo, hacedores de algo—, no del
trabajo asalariado que tiene lugar en oficinas, fábricas o centros comerciales.
De hecho, podríamos hablar de reluctancia, cuando no rechazo, por parte de
Roberto G. Garza hacia la modernidad. Es como si, además de rostros, quisiera
fijar con sus fotos un momento histórico, un México que viene del pasado y que
más o menos ha logrado proyectarse al presente pero algún día será devorado por
la modernidad.
Quizá de ahí venga la preferencia del
artista por los viejos. Sí, sus personajes son de todas la edades, pero
predominan los viejos. Muchas de sus mejores imágenes son de personas de
avanzada edad; son registros de las texturas de la piel en su viaje de regreso
a lo mineral, a lo eterno. Los surcos de la cara que reflejan los surcos del
arado.
Finos los detalles que capta el ojo de
Roberto G. Garza. Fino él, en su trato con la gente, con sus personajes. Uno
podría preguntarse cómo es que todas esas personas se dejan retratar así nada
más y algunos hasta salen sonriendo en las fotos. Es porque el fotógrafo sabe
hablarles, sabe convencerlos, como a nosotros sus espectadores, de que la
fotografía es un invento maravilloso.
Aquí un enlace a su página de Facebook: https://www.facebook.com/Roberto-G-Garza-Fotograf%C3%ADa-299212356854016/?fref=ts
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