Traduje este breve pero sustancioso texto del escritor namibiano Netumbo Nekomba sobre la literatura infantil.
No es de sorprenderse el que la tecnología esté tomando al mundo por asalto y veamos cómo llegan a su fin los días en que los niños se sentaban alrededor de una fogata para escuchar historias ancestrales.
Tampoco debe sorprendernos el que los libros infantiles desempeñen un papel crucial en el desarrollo de los niños. Los libros no son sólo una gran herramienta para enseñarles a leer y a pronunciar correctamente las palabras, sino también para expandir su vocabulario todavía más. Después de todo, ¿no empieza a temprana edad la eterna necesidad de explorar?
Pero, ¿qué es la literatura infantil? ¿Se refiere a los libros que tratan sobre los niños? ¿Incluye libros escritos por niños?
Juliet Pasi, catedrática de literatura inglesa en el Politécnico de Namibia, considera que “aunque la literatura infantil engloba otros tipos y géneros, nos proporciona un espacio discursivo flexible, relacionándonos con la literatura de una manera diferente”.
En la mayoría de las sociedades, los niños son víctimas, seres miserables en un mundo hostil. Necesitan que los veamos y los escuchemos porque su dolor y sus traumas son diferentes a los de los adultos.
La literatura infantil es una gran manera de aprender sobre el arte de la imaginación, especialmente desde el punto de vista de un niño. Es un medio perfecto para estimular su capacidad de inventar mundos y seres nuevos y maravillosos, así como para proporcionarle una plataforma desde la cual se deje llevar por sus ideas sin importar cuán descabelladas puedan parecer.
Los cuentos de hadas son con frecuencia lo que más inspira a los niños a ser decididos y a soñar en grande. Aunque los elementos de la creatividad y la visualización surgen en este punto, los padres deben estar atentos; los niños finalmente aprenderán a separar la realidad de la fantasía, pero hay que recordar que no se debe apresurar este proceso.
Por medio de los libros de cuentos, los niños se vuelven capaces de equiparse a sí mismos con las habilidades sociales que necesitan para formar relaciones y entender mejor las emociones. Al comparar las situaciones de los libros con las de la vida real, aprenden a distinguir el bien del mal y, en el futuro, podrán usar lo que han aprendido para tomar las decisiones correctas.
Gran parte de la literatura infantil africana incluye historias de animales o de personas con diferentes características, unas buenas, otras malas. Estos rasgos “inadecuados” de los personajes tienen la utilidad de revelar valores y principios morales, como por ejemplo las consecuencias de ser egoísta, grosero, impaciente, etcétera. A veces estas historias se usan también para explicar por qué una cosa es como es, digamos por qué las arañas tejen su telaraña en círculos, por qué las tortugas son lentas o cómo llegó el mundo a existir.
Contar con una vasta selección de literatura infantil ayuda a expandir los conocimientos de los niños, y es la opción perfecta para remplazar la cultura letal de ver la televisión todo el día, todos los días. Más aún, adoptar una rutina de lectura es un medio efectivo para que padres e hijos se vinculen y aprendan unos de otros.
Estudios exhaustivos han demostrado que, desde la edad de un año, los niños deben entrar en contacto con libros que contengan un puñado de palabras y luego, con cada año consecutivo, el vocabulario debe extenderse a enunciados de dos palabras y oraciones complejas, hasta que finalmente se llegue a estructuras gramaticalmente correctas, a los cuatro o cinco años.
Ahora bien, ¿qué puede uno hacer con la literatura infantil? Probablemente hayan ustedes oído esta pregunta muchas veces. La cuestión sería replantearla en términos de ¿qué puede hacer por mí la literatura infantil?
Como dice Elisabeth Wittmann, jefa del Departamento de Lenguas del Politécnico de Namibia, “Enriquece a una persona y la pone en contacto con otras personas (los personajes de las historias, cuentos de hadas, leyendas, novelas y poemas) y con sus experiencias, y despierta en uno un sentido de empatía”.
Sobre todo, la literatura infantil es para disfrutarla. Es una aventura en un mundo nuevo e inexplorado, un viaje hacia un mundo que permanece oculto a aquellos que no se exponen ni se vuelven parte del espacio en el cual penetramos al leer.
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