martes, enero 01, 2019

Bolitas de polvo


Desde niño me han intrigado esas bolitas de polvo que aparecen en el piso después de varios días de no barrer. Me fascina el misterio de su origen: prueba de que existe la generación espontánea. Me fascina cómo cambian de lugar, cómo corren, cómo se esconden. No pertenecen al mundo de los seres vivos, pero tampoco al de las cosas inanimadas. ¿De qué mundo intermedio proceden? ¿Qué otras creaturas habitan allá? ¿Son mensajeros? ¿Son sofisticados aparatitos para espiar diseñados por los chinos? No sé. A mí me parece que vienen de las casas de los ratones o son juguetes de los duendes o son el rastro que queda de los fantasmas cuando la luz del día los desmadeja. Me gustaría coleccionarlos y pintarlos de colores como si fueran pelucas para las hadas. En húngaro se llaman porcica: “gatitos de polvo”. Desde que lo supe me gustan más.

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